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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

14 de mayo de 2014

Reguero de Caridades en Holguín

Por Luis Betancourt.

Así debió ser la primera ermita católica erigida en el Hato de Managuaco en el año 1689 bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Esa fue la iglesia que posteriormente se trasladó a donde se construyó el pueblo de Holguín y que hoy es la Catedral de San Isidoro

Recién inaugurado el Primer Libro bautismal de San Isidoro, en 1730, ya se descubre que los niños Francisco y María uniesen a sus primeros nombres el de ‘Caridad’. Y asimismo ocurre con otros 102 nacidos entre 1740 y 1789. Y pasa exactamente igual con otros 94 niñas y niños holguineros, nacidos en la última década del siglo XVIII, a los que también les pusieron el nombre ‘Caridad’.
 
Entre 1730 y 1799, sumaron 198 los bautizados en la parroquia holguinera que lucieron el nombre ‘Caridad’. Asociado María, el nombre ‘Caridad’ fue llevado por 67 niñas bautizadas. Otras 80 lucieron igual nombre, principalmente unido a los de Juana, Josefa, Antonia, Rosa, Manuela y Francisca. ‘Caridad’ también acompañó los nombres de José, Francisco, Juan, Rafael, Antonio y otros, llevado por 51 varones. ¿Son muchos, o son pocos esos 198 bautizados? Son suficientes para no ignorar un hecho ocurrido en circunstancias especiales.

El asunto venía de más lejos. El año 1739  -nueve años después de iniciarse los Libros Parroquiales-  María Caridad Serrano Hechavarría  -nacida en Holguín- contrajo matrimonio en San Isidoro. Debemos presumir que la muchacha, al momento de casarse, tuviese más de nueve años. Quiere decir que alrededor de 1720 hay  -por lo menos- una ‘Caridad’ holguinera. ¿Aquella María Caridad fue una excepción? ¿Hubo más ‘Caridades’ sin que tengamos noticia por ahora?

Nada de eso sorprendería si la ciudad de Holguín hubiese estado más a mano en aquellos años del siglo XVIII. Pero Holguín distaba de todo. Más de 20 leguas apartaban la ciudad del Camino Real que, vertebrando la Isla, pasaba por Bayamo. ¡Y veinte leguas de entonces incomunicaban la vida!. Suponía crecer manteniéndose aislados. Aislamiento al que atribuyó el obispo Morell  -allá por el verano de 1756, cuando visitó la ciudad- el mínimo comercio y pobreza de Holguín.

La sorpresa de los nombres ‘Caridad’ se traduce en tonga de preguntas: ¿Cómo llegó a la aislada ciudad la costumbre de poner nombre que implica reconocer la presencia de la Virgen en Cuba con la advocación de ‘Caridad’? ¿De dónde la devoción que eso supone, si San Isidoro estuvo siempre dedicada a otro nombre de María? ¿Cómo mantener la costumbre, si en esa iglesia no hubo imagen alguna de la Virgen del Cobre hasta años después? ¿Todo se debe interpretar como asunto privado y estrictamente familiar?

Para explicar los inicios, podemos suponer que la costumbre fue llevada por pobladores procedentes de Bayamo, donde la devoción a la Virgen del Cobre había calado profundo en 1687. ¿Y después del momento inicial?

Poner a los niños el nombre ‘Caridad’ no fue en Holguín un ‘asunto de esclavos’: su proporción era muy baja entonces y así se mantuvo después.

Tampoco se explica por la presunta costumbre de añadir ‘Caridad’ al nombre de los hijos nacidos fuera del matrimonio. Al menos en Holguín y en el caso que estamos, no puede atribuirse a esa costumbre. Hay varios de los llamados hijos naturales asentados en los Libros Bautismales, pero la mayoría no lleva asociado el nombre ‘Caridad’.

Lo de Holguín tampoco fue un ‘asunto de mulatos y negros’. Hay dos razones. La primera es que los pardos y mulatos no eran mayoría, ni lo fueron nunca. La segunda: entre los bautizados con nombre ‘Caridad’  abundan más los blancos. Para Holguín hay que encontrar otras explicaciones, o proponer hipótesis distintas a los tópicos de siempre.

El reguero de Caridades no se acabó con el siglo XVIII. Hay un ejemplo llamativo: durante los años de la guerra (1868-1878) se bautizaron en San Isidoro 522 niños y niñas con nombres asociados a ‘Caridad: 131 varones y 391 hembras.

A diferencia de lo ocurrido el siglo anterior, en la década 1868-78 abundaron los abuelos, padres y padrinos llamados ‘Caridad’. Y hermanos nacidos en años sucesivos, que unían ‘Caridad’ a sus primeros nombres: Ramón y Pedro; María, Nicolasa y Rafael; Juana y Rafaela. Y hasta gemelas, o mellizas, lucieron el  nombre ‘Caridad’  asociado a los de María Dorotea y Florentina.

¿Qué significó la creciente presencia del nombre ‘Caridad’ en las tierras de Holguín? Seguro que no existe una sola respuesta. Habrá tantas cuantas quieran buscarse. Pero una  -al menos- hablará de devoción; de reconocimiento; o de agradecimiento por algo sucedido. Y puede que otra esté relacionada con eso a lo que llaman señal de identidad, o también cubanía.

Tomado de www.virgendelacaridaddelcobre.org



Camino holguinero de la Virgen de la Caridad



Por José Novoa Betacourt

En el excelente prólogo al libro de la Dra. Olga Portuondo Zúñiga, “La virgen de le Caridad del Cobre: símbolo de cubanía”, el Dr. Jorge Ibarra llamó la atención sobre el proceso histórico de expansión de su culto.


“La extensión del culto de la virgen a otras regiones del país, ha dicho Ibarra, testimoniaría el lento proceso de insularización, así en 1717 se construía una ermita dedicada a su culto en Sancti Spíritus; en 1734 se levantaría otra en Puerto Príncipe; en 1747 se erigiría una en Quemado, y en 1831 una en la Iglesia de Guadalupe en la Habana”


Dentro de esta línea, cuándo tomó fuerza el culto a la virgen de la Caridad del Cobre en Holguín, y quiénes lo expresaban. Este breve artículo tiene el objetivo de llamar la atención sobre esta cuestión para la localidad.

De la organización y actividad de la Iglesia en el territorio no se tiene noticia directa hasta el año 1692. Por lo tanto de los años anteriores sólo podremos suponer.

Entre 1513 y 1540, período de las Encomiendas, la arqueología ha definido  hasta el momento restos de unas probables nueve dentro de los límites de la actual Provincia, ubicadas en Banes, Alcalá Holguín y Barajagua. Estas Encomiendas funcionaron como las primeras protocélulas integradoras y definidoras de la nueva cultura colonial, siendo posible suponer un importante sincretismo mágico religioso entorno a la imposición cristiana.

Además de la labor evangélica formal de los encomenderos, fue posible la actividad de algún fraile o sacerdote ocasionalmente. Siguiendo al padre Las Casas, la Virgen María fue el principal centro de la iconografía propagada.

Esa expansión del nuevo culto no debió ser fácil por la resistencia aborigen a la explotación colonial de lo cual puede ser ejemplo la Encomienda de Alcalá en 1538, en la que los indios por el día trabajaban como pacíficos labradores y en la noche asaltaban a los estancieros españoles. 

De todas maneras para la población indígena sobreviviente el culto transculturizado debió contribuir activamente en el plano espiritual a la conformación de una nueva identidad.

En 1689, bajo los ecos del Concilio Diocesano del Obispo Tres Palacios, su continuador el obispo Compostela autorizó la creación de la primera Ermita en el Partido bayamés de Holguín, a partir de los intereses de la familia Ávila González de Rivera.

Han contado los historiadores Don Diego de Ávila y Delmonte y Juan Albanés que el 5 de octubre de 1692 se inauguró la ermita bajo la advocación de la Virgen del Rosario, una de las advocaciones marianas, en reconocimiento a María del Rosario de Ávila, esposa de Juan González de Rivera y Oveda, hateros promotores del acontecimiento.

En 1709 la ermita se trasladó del hato de Managuaco al de Las Cuevas, al paraje de Las Guásumas y se transformó en Iglesia en 1712, siendo su primer sacerdote Juan González de Herrera, quien mantuvo el culto a la Virgen del Rosario.

Entre 1716 y 1719 se mudó la Iglesia para el viejo bramadero del Hato fundado por García Holguín en 1545. Exactamente ese fue el lugar escogido para construir el Pueblo de Holguín, entonces en proceso de demarcación y construcción. La Iglesia se inauguró el 4 de abril de 1720 bajo las advocaciones de San Isidoro y la Virgen del Rosario.

En 1756 el Obispo Morell de Santa Cruz, que bien merece un monumento en Holguín, visitó la ciudad. La imagen de la Iglesia y el culto que nos dejó por escrito el Obispo fueron las de un local de “veinte varas de largo, siete de ancho y cinco de alto”, mientras el pueblo era: “poco instruido en las verdades eternas”.

Las imágenes de los altares los conocemos por un inventario adjunto al Libro de bautizos de 1775. Eran estas: San José, San Antonio, San Isidoro, Jesús de Nazareno, La Dolorosa, la Virgen del Rosario y San José de Nacianceno. ¿Y la Caridad del Cobre?. 

Nuestra Señora, la Virgen de la Caridad. Obra del pintor holguinero Cosme Proenza

De la imagen de la Virgen de la Caridad, a la que el propio Morell definiera como “la más milagrosa efigie” de las veneradas en el santuario de la Isla “más rico, frecuentado y devoto” (en El Cobre), en el Holguín de entonces, no se tienen noticias de una similar en su templo.

No obstante en sectores del pueblo ya se vislumbra el culto a la señora de la Caridad. En el año de 1775 uno de los nuevos Hatos ubicado en la zona de Cacocum se nombraba “La Caridad”, (Su propietario eran Gabriel Batista y Juana Corral).

En 1789 Juan José de Proenza, natural de Bayamo y uno de los propietarios de el hato de Almirante, declaró que debía una mula a “nuestra señora de la Caridad del Cobre” y una de sus hijas se nombraba María de la Caridad, hecho nada sorprendente si se tiene en cuenta que desde los finales del siglo XVII era presente “la participación de la población de Bayamo en la milagrería” alrededor de la imagen.

Debió ser Bayamo el lugar desde donde principalmente irradió el culto a la Caridad del Cobre a Holguín.

El 19 de marzo de 1791 el cabildo reportó la ausencia del Regidor Antonio de Peña “por hallarse de Romería en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.” En ese propio año el Notario hizo constar que Manuel Antonio Calderón declaraba deberle a nuestra Señora de la Caridad del Cobre ocho pesos y a la Merced seis.

Para inicios del siglo XIX en el Hato de Bariay otro paraje recibió la denominación de La Caridad.

Y finalmente en una de las primeras décadas del siglo XIX la imagen de La Caridad ocupó un sitial en los altares de la Parroquial Mayor holguinera. Ahora no sabemos la fecha. Sólo lo que informa el inventario de los años 1862 – 1868, que en la nave, a la derecha del altar mayor, existía un altar sencillo con una imagen “de mala escultura y propiedad de la familia Garayalde”. Se conoce por la misma fuente que en 1866 la Iglesia compró en 42 pesos y 50 reales una imagen de la Caridad en Santiago de Cuba, que, suponemos, reemplazó a la tenida hasta entonces.

¿Por qué razones el fervor popular entorno a esta imagen es tardío en la región holguinera? ¿Por qué la patrona demoró tanto en lograr un lugar en los altares locales?

La respuesta a estas preguntas merecen un estudio que desborda mis posibilidades aunque, sospecho, alberga razones profundas, vinculadas al proceso de formación de lo cubano en la localidad.


De Barajagua al Cobre. El posible trayecto


Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán


Aceptando que fue a la actual Barajagua adonde llevaron la imagen de la Virgen inmediatamente después que la encontraron sobre las aguas de Nipe, ¿qué tiempo la tuvieron allí antes de llevarla al Real de Minas, (El Cobre)?. 

Monseñor Martínez Dalmau en un trabajo suyo que apareció en el Semanario Católico planteó que debe haber estado alrededor de dos años, (1952:175) Este mismo autor en otro momento, siguiendo la relación y el tiempo de los primeros capellanes en el santuario de El Cobre, particularmente Diego Hoyos, que fue el primero de los ermitaños, y tomando en cuenta la fecha de aparición de la imagen, dice: Es probable que la permanencia de la imagen en el Hato de Barajagua La Vieja fuese de mayor duración de lo que generalmente se supone.

En la declaración de Juan Moreno dice que una vez que el Mayoral Miguel Galán supo del hallazgo de la imagen, mui contento y sin dilación embió luego a Antonio Angola con la noticia de dicha señora al Capitán Francisco Sánchez de Moya (sic) quien recibida la noticia envió la orden de que se construyese una casa y siempre tuviese luz. Y se hizo la casa cubiertta de guano zercada de tablas de palma (sic). Lo que no precisó Juan Moreno es el tiempo que demoró el corte y recogida de los materiales y la construcción de la casa de la Virgen, tampoco lo aclara y lamentablemente nadie de los que le interrogaban le preguntó que a los cuántos días de colocada la Virgen en su casa y altar fue que ocurrió que desapareció la imagen. 

Tampoco nada dice de los “milagros” que estaban sucediendo con relación a la Virgen y menos el tiempo trascurrido entre uno y el otro (o los otros). 

Hipotéticamente esos debieron ser los robos de la imagen. Ha de entenderse que la Virgen fue hallada por indios en una zona de vida indígena que está viviendo ajustes por imposición de  los europeos. La imagen está “autorizada” por los conquistadores y por eso los indios la asumen en lugar de sus antiguos semíes, pero no deja de ser ella para ellos otro semí y se sabe que era práctica común entre los aborígenes robar el semí de sus enemigos para evitar que los protegiera. ¿Será por ese motivo por lo que, según Fonseca y Bravo, se oyera decir a Diego de Hoyos que los blancos no se la habían de quitar, (Portuondo, 2008:300 y 307) (Sic) 

Onofre de Fonseca tampoco precisa el tiempo que demoró la imagen en el hato y sobre el tiempo que demoró en hacerse la casa solo dice que después que el administrador dio la orden, se puso inmediatamente en ejecución y que cuando ocurrieron “los milagros”, envió el administrador al padre Bonilla y al Comandante de Artillería, y, dice: “A pocos días de haber estado en el Hato dispuso el comandante se hiciese una Arca de cedro para pasear en hombros la Ymagen por el poblado”

En fin, que no es posible saber el tiempo que estuvo la imagen en Barajagua, pero lo que sí es fácil de descubrir es que no fue una estancia tan corta y sí suficientemente extensa como para que se le construyera casa y altar y obrara milagros y ganara la admiración de todos los habitantes del lugar. 
 
Lámina de 1850, el pueblo de El Cobre

Otro motivo, obvio por demás y de mucho peso, que influyó en que la imagen fuera llevada de Barajagua a las Minas de Cobre fue el interés de moverla hacia el principal espacio de poder económico de la región. 


¿Cuál fue la ruta que siguieron los que trasladaron la imagen?. 

La información exacta no se tiene, solamente lo que se conserva en la memoria de los pobladores de más edad de los sitios de Barajagua, Birán y Alto Cedro. Memoria que se divide en dos versiones.

Una de ellas asegura que desde Barajagua La Vieja tomaron el Camino de los Indios hasta Sojo para entroncar con el Camino de Cuba, (camino este que, aunque muy deprimido, aún existe). 

La segunda versión de la ruta dice que por Saíto llegaron a Alto del Cedro, que es el lugar que en la actualidad se nombra Alto Cedro y de ahí a Pontezuelo hasta salir a Cayo Rey. (De seguirse esta segunda ruta entonces el trayecto fue más directo y de más corta distancia).

Los autores del texto La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua rastrearon la primera versión acompañados de dos conocedores de la zona, Bladimir Lozano Pupo, Jefe de la Unidad de Áreas Protegidas del Sistema Nacional Parque Mesura Piloto y Antonio López Herrera, historiador y especialista del Museo Casa Natal de los Castro Ruz de Birán. A lo largo del trayecto hicieron entrevistas a los vecinos, pero ha de aclararse que la forma seguida no se corresponde con las técnicas de un estudio científico sino, solamente, un acercamiento a la visión popular del asunto.

En los poblados de Birán y Alto Cedro, ambos atravesados por los viejos caminos de Cuba (y se trata del que comunicaba desde la costa de Nipe con Santiago de Cuba), los vecinos conservan una valiosa información a ellos trasmitida por sus mayores. 

Antonio López Calderón dijo que se conoce “que la procesión llevando en andas a la Virgen de la Caridad, hallada en Nipe, pasó por aquí porque este era el camino que existía, llamado entonces Camino de la Isla.
“Siguiendo por él, explicó, se llega primero a Guenizal y de ahí a Panuzia. Siguiendo sin desvíos se llega a Sao Corona, Cayo Rey, el centro de Miranda, Palmarito. Durante esa ruta hay que atravesar el río El Jagua por el paso de Guaninicún” (8 de diciembre de 2010)
Sobre lo mismo habló Bladimir Lozano Pupo: El camino baja la Loma de Manuit y sale a Cayo Rey, atraviesa a Mella (antiguo Hato de Miranda) y de aquí en lo adelante todo el camino está perdido por la presa Protesta de Baraguá. (8 de diciembre de 2010).

En el trayecto dicho anteriormente se encuentra el caminante con el Farallón de Purialón en Sabanilla de Birán, que se conoce, además, como Farallón de los Pérez. En él se encontró una cueva con jeroglíficos hechos por aborígenes, sin embargo no es lo anterior lo que le hace célebre sino que en él existe la Virgen Pintada. Se refiere Lozano Pupo a las formas que ha tomado una de las rocas del farallón formando lo que pudiera considerarse una figura que los campesinos de la zona creen que es la Virgen.

El historiador de Palma Soriano Eddy Bolaños explicó que en Hatillo era donde el viejo camino se bifurcaba siguiendo uno a Santiago y el otro a Yarayabo, pasaba cerca de Santa Filomena y finalmente salía al Cobre (8 de diciembre de 2010)

También los autores visitaron los poblados de Alto Cedro y Hatillo, preguntando a los vecinos por la historia de la Virgen.

En el primero de esos pueblos un vecino, Víctor Maldonado Couso, dijo que le han dicho sus mayores que por allí pasó la procesión portando la imagen de la Virgen Santísima cuando la llevaban al Cobre, y en el segundo nadie supo decir nada, ni siquiera los que estaban en la Iglesia Católica del poblado. Sin embargo habla de Hatillo el ermitaño Onofre de Fonseca en su historia de la Virgen señalando que junto al poblado fue esperada la procesión que traía a la imagen de la Virgen por la población del Real de Minas a la que se sumó el Alcalde Mayor y la Artillería y dice que fue en Hatillo donde tanta gente que la esperaba le hizo reconocimientos y halagos antes de entrarla al Cobre. ¿Cómo es que hecho tan relevante se borró de la memoria de los que ahora habitan aquel lugar?.

Iglesia Católica de Hatillo

Actualmente Hatillo es un poblado con construcciones muy jóvenes, incluyendo en esa categoría a la Iglesia Católica, pero aún se conserva la torre el antiguo ingenio, habitada por una familia que, dijeron, tampoco oyó hablar nada del asunto del paso de la Virgen por allí. El historiador de Palma Soriano dijo que en el lugar se hacían procesiones a la Virgen de la Caridad y a la Virgen del Pino. 






La Virgen de la Caridad. Mayarí


Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán



En Mayarí, cabecera del Partido en que esta comprendido gran parte del paisaje de la Virgen, el reconocimiento a María viene de muy atrás en el tiempo. Para probarlo sirvan los dos ejemplos siguientes, los dos relacionados con propuestas de recoger a los primitivos vegueros y asentarlos en un pueblo que se ubique a la orilla de la gran bahía de Nipe; las dichas propuestas hechas, una a finales el siglo XVIII y otra a principios del XIX, coincidían en una misma propuesta de nombre, Caridad.

El 7 de julio de 1803 propuso el brigadier Francisco Sánchez Griñán que “siendo tradición generalm.te recivida, qe entra Nrae de la Caridad, que se venera en el Santuario del Cobre aposto al cayo de Juan Vizente, donde la encontraron, y condujeron a dcho Puelo, se elixa por Patrona del que se funde, y q.e p.r los piadosos objetos, constantes en la Real Orden de 14 de Julio próximo pasado co q.e se ha promovido por el Exmo Sor. Príncipe de la Paz, sea Caridad de Paz el nombre con que se titule, si se agradase a la Superioridad”.
(Archivo Nacional de Cuba, Realengos, Legajo 76, no. 13, Folio 228 vt)(Sic)

Por su parte Leyte Vidal dijo al Rey en la propuesta que le hizo de fundar una población a cambio de un título nobiliario, que tendría el dicho pueblo la “denominación de Caridad de Mayarí, (porque la que) hoy se venera en el Pueblo del Cobre fue encontrada en la Bahía de Nipe. (Archivo Nacional de Cuba, Gobierno Superior Civil, Legajo 630, no. 19886, Folio 51)

10 de mayo de 2014

La Virgen de la Caridad entró a Cuba por el cayo que desde entonces se llama Cayo de la Virgen


Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán


Cuenta la leyenda que después de hallar la imagen de la Virgen María sobre las aguas de Nipe, los hermanos Hoyos y Juan Moreno se arrimaron a la costa por el lugar que luego se llamó Cayo de la Virgen, en las inmediaciones de Playa Morales, y que allí colocaron la imagen en una barbacoa. 

Según las viejas historias narradas por los ermitaños que velaban la imagen, desde muy temprano Cayo de la Virgen se convirtió en un sitio de religiosidad y de costumbres populares al que acudía la gente a pagar promesas o simplemente a conocer el lugar por donde la Virgen de la Caridad entró a Cuba. De allí los visitantes tomaban arena, conchas o piedrecillas que habían sido bañadas por las aguas de Nipe y las llevaban consigo como recuerdo.
Mis abuelos y mis otros antepasados iban hasta Morales en carretas y con ellos iban los Castro, los Zayas y los Pavones. Allí hacían pedimentos, rezaban y daban gracias por los enfermos que se habían curado. (Ruth Melania Zayas).
La novedad mayor de Cayo de la Virgen, además del oratorio que se construyó, era una piedra de la orilla que tenía lo que para muchos era la marca el pie de la Virgen y por eso a la piedra se le conoció como el Piececito de la Virgen. Hasta esa piedra acudían las personas y allí encendían velas y depositaban flores. 

Bahía de Nipe vista de Playa Morales
Cayo de la Virgen

Era los días 8 de septiembre cuando muchas más personas iban hasta el Cayo de la Virgen, sobre todo vecinos de los pueblos de Antilla, Mayarí, Cueto y de las áreas rurales cercanas. Todos rendían homenaje a la Patrona de Cuba y cuando terminaban las actividades religiosas casi siempre había baile con lar orquestas Brisas de Nipe o Taínos de Mayarí. Actualmente siguen acudiendo al Cayo personas, creyentes y devotos de la Caridad, con los mismos propósitos.
A partir de las primeras décadas del siglo XX en el poblado de la Playa Juan Vicente, a poco metros de Playa Morales, había una casa culto donde paraba cuando iba, el sacerdote de Mayarí, que a lo que iba por aquellos contornos era a dar la misa en el Cayo de la Virgen. (Rodríguez, Cosme Batey, entrevista hecha el 15 de septiembre de 2009).
En julio de 1951, para celebrar el cincuentenario de la independencia, la imagen de la Virgen Peregrina recorrió todo el país. Después de su llegada a Holguín la imagen fue trasladada a las ciudades de Banes, Antilla, Mayarí, Gibara y al pueblo de Cueto, y a algunos barrios rurales. El miércoles 25 la llevaron al Cayo de la Virgen. Al frente de la peregrinación se encontraba el Arzobispo de Santiago de Cuba y Primado de la Nación Dr. Enrique Pérez Serantes, quien ofició la misa y bendijo el lugar. Se habían reunido allí unas 300 personas.

El Semanario Católico al describir el acto dice que cuando el Arzobispo terminó la misa y abrió los ojos se sorprendió al ver que se acercaba al Cayo una ligera embarcación de velas y remos y en ella, tres pescadores. Al unísono exclamaron los presentes, ¡los tres Juanes!. Se trataba de tres pescadores de la Playa Juan Vicente, devotos de la Caridad del Cobre, que iban al Cayo para asistir a la misa. Entonces el Arzobispo y los que le acompañaban tomaron el acuerdo de construir un monumento-capilla y para hacerlo se abrieron las colectas en el acto.

Pero la idea no llegó a materializarse. Pero un año después de la visita de la Virgen Peregrina en lo alto de un promontorio del Cayo se logró construir un oratorio con una imagen esculpida en bronce y colocada sobre una base de unos cinco metros. El dicho promontorio se logró a un precio de dos mil pesos que donó Martha Fernández, esposa del entonces Presidente de la República Fulgencio Batista. El mismo Arzobispo lo bendijo el 26 de julio de 1952.

Oratorio de la Virgen en Cayo de la Virgen

Al lado del oratorio se construyó una casa para que en ella viviera la familia que cuidaba a la Virgen, pero en 1961, al paso del horrendo ciclón Flora, la casa fue destruida, quedando solamente el aljibe.

Cayo de la Virgen, estado actual

El ciclón Flora también afectó el paso hasta el Cayo, por eso tuvieron que construir un terraplén, porque el agua llegaba hasta la cintura del que se atrevía a cruzar. También el ciclón hizo que desapareciera el famosa piedra donde se veía “el Piececito de la Virgen”.

La imagen de la Virgen que estaba en el Cayo ahora está en el santuario de El Cobre

Actualmente el oratorio está en ruinas. Después del triunfo de la Revolución la Virgen fue desmontada de su pedestal por un señor de Cueto y llevada al santuario del Cobre, según aseguró el vecino de Cosme Batey, Perdomo Suárez, pero donde está esa escultura es en el Seminario San Basilio El Magno, en el poblado de El Cobre. Actualmente se planea erigir un nuevo oratorio a partir del proyecto de maestro de las artes plásticas Cosme Proenza. 

El 8 de septiembre de 2012 Cayo de la Virgen fue declarado Monumento Nacional. Ver album de fotos






La Virgen de la Caridad en la memoria de los habitantes del pueblo de Antilla


Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán

En el sitio donde está la ciudad de Antilla siempre hubo personas interesadas en construir allí un pueblo, pero aquel no se concretó hasta 1905, que fue cuando el magnate norteamericano de los ferrocarriles William Van Horne llevó “el camino de hierro” hasta la península de El Ramón al construir el ramal Alto Cedro-Antilla.

La iglesia de Antilla se edificó bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, pero los vecinos del pueblo y en especial los obreros portuarios, influidos por el hecho de que la imagen apareció flotando en las aguas de su bahía, sentían un amor muy especial por la Virgen de la Caridad, y tanto fue así que en 1949 la reconocieron como Santa Patrona de la población y el 8 de septiembre se convirtió en la fiesta mayor de la ciudad.

Alrededor del “día” de la Virgen los antillanos celebraban sus fiestas de carnaval y en medio del festejo hacían oficios religiosos en honor de la Patrona de Cuba, entre ellos sacar una imagen y llevarla en procesión por el Paseo Estrada Palma hasta las aguas de la bahía.

Otra forma de rendirle homenaje a la Virgen era la celebración marítima de su día (8 de septiembre). Poco después de amanecer todas las embarcaciones ancladas en el puerto salían desde el espigón e iban hasta el lugar donde se dice que fue hallada la imagen y de allí seguían a Cayo Francés donde también había un santuario y celebraban una misa solemne que oficiaba un reverendo. Cuando todo concluía regresaban a la ermita de la Virgen en el pueblo.

En varias revistas publicadas en el pueblo con fecha anterior a 1959 se da testimonio de la significación que tenía la Virgen para sus pobladores: el hecho de que la imagen fuera hallada en las aguas de la bahía hizo que en muchos artículos se le llamara la Virgen de Nipe.

En un artículo titulado ¿Por qué no la han traído a donde apareció? (La Defensa, 1941: 41) se pide que la imagen sea llevada “aunque sea por unas horas hasta el anchuroso lecho de la Bahía de Nipe, donde sus olas la acariciaron. (…) Aquí albergamos la esperanza de poder construirle una Rotonda en Loma Alta, que es el lugar más elevado de Antilla y por ende desde donde se domina toda la Bahía y la población”

Ciertamente desde muy temprana época los antillanos quisieron edificarle un santuario a su Patrona pero no fue hasta el año 1950 cuando pudieron obtener la imagen que desde tanto proyectaban colocar en Loma Alta, una hermosa lomita a la entrada de la ciudad que sirve como mirador del extenso paisaje y desde donde los vecinos creían que la imagen de María protegería la ciudad. La citada imagen fue posible gracias a gestiones hechas por la alcaldía con el Ministro de Obras Públicas, ingeniero Manuel Fablas Valdés quien consiguió que en los talleres del ministerio a su cargo se fundiera la escultura a partir de un modelo confeccionado por Rita Longa.

El periódico El Sol, que se editaba en Antilla, dio cuenta el 8 de septiembre de 1950 que la imagen fue bendecida por Monseñor Muller Secrenia, y que luego la recogieron en La Habana los señores Arturo Alonso Roselló, Enrique Cazada y el notable poeta nacido en Banes, Gastón Vaquero, en representación de los vecinos que en el pueblo organizaron una recepción fervorosa que según la crónica del periódico resultó un desbordamiento popular. Sin embargo dice el periódico posteriormente que a pesar de que ya se había colocado la primera piedra en Loma Alta, poco después se abandonó el proyecto y por eso la imagen de la Caridad se colocó en la Iglesia Católica.

Cuatro años después los antillanos pudieron materializar el sueño de levantarle un santuario propio a la Virgen de la Caridad gracias al dinero que se recaudó por cuestación popular, pero como fueron los trabajadores portuarios y los de la compañía constructora Frederick Snare, que en esos momentos fabricaban un espigón, los que realizaron la mayor donación, la ermita fue erigida en el puerto. “En la base fue colocada una lápida de mármol con la siguiente inscripción: Virgen de la Caridad, Reina de Cuba y Madre Nuestra. Los Obreros Portuarios. Ruega por Nosotros”. (Rivero Xiques)

Ermita de la Virgen de la Caridad en Antilla

La ermita, muy sencilla y con la bahía de fondo, construida a la orilla del espigón del puerto de Antilla, se concibió en forma de urna sobre una base ortogonal que terminaba en una cúpula de media naranja sobre columnas y arcadas de medio punto, rematada por una cruz y ornamentada con azulejos negros. En ella colocaron una imagen en bronce de la Virgen que no es la misma que se hizo en 1950, sino otra, donada por la entonces primera dama de la República, Marta Fernández de Batista. El periódico El Sol, edición del 20 de septiembre de 1955 dice que el regalo de la esposa de Fulgencio Batista fue traído en avión desde La Habana hasta el central Preston, (luego Guatemala) y de allí en una embarcación que tuvo que cruzar toda la bahía. La esperó en Antilla toda la población para acompañar a la Virgen hasta la ermita que le habían levantado. El suceso acaeció el 8 de septiembre de 1955.

A partir de su inauguración el sitio se convirtió en un lugar religioso y popular, deviniendo
“de obligada cita para los antillanos que llegaban a la ermita con variados propósitos, unos para rogarle a la Virgen por sus enfermos, otros para hacer promesas, colocar ofrendas y otros, menos creyentes, iban por curiosidad o para fotografiar a sus hijos junto a la imagen. Igual llegaban muchos extranjeros y visitantes nacionales que aspiraban a llevarse un recuerdo o una prueba de que habían visitado el lugar, pues aquella pequeña construcción era famosa en todo Oriente, tanto que cuando un año después de su inauguración se abrió la alcancía ubicada en la base, aquella tenía aproximadamente dieciocho mil pesos". (Rivero Xiques)
Imagenes de la Virgen de Nipe
El 4 de febrero de 1963 los antillanos supieron la noticia de que el entonces comisionado Quinciano Soler del Río había tomado la desacertada decisión de que se demoliera la ermita y que fuera arrastrada hasta el mar con un buldózer.
“Este hecho lamentable marcó a los ciudadanos comunes que vivían en el pueblo, incluso, tanto a los creyentes como a los no creyentes que sentían respeto y veneración por la imagen, y tanto fue así que los pobladores comenzaron a creer firmemente en que hasta que no se reponga la imagen a su lugar original Antilla no va a recuperar la prosperidad y brillantez del pasado, de ahí que no sea difícil enterarse de los varios intentos que en varias épocas se han hecho de restaurar la Ermita". (Rivero Xiques)
Unos vecinos del pueblo dicen que la imagen de la Virgen estuvo por diez años sepultada en el mar y otros que fue extraída muy poco después del bárbaro proceder del comisionado (cargo semejante al de alcalde). Hasta ahora no se ha hecho una investigación seria sobre el asunto. Lo que sí se sabe es que la Virgen fue rescatada del mar por “Levigildo Caballero y Manolo Rodríguez y que en la casa de este último estuvo por varios años hasta que después de fallecido su viuda, Violeta Mackencie la entregó a la iglesia en el año 1989” (Roig García, Antilla, 8 de febrero de 2012)

En la actualidad la imagen se conserva en la Casa Parroquial de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen. En 1998 esa dicha imagen fue bendecida por el Papa Juan Pablo II, (ahora San Juan Pablo II), durante su visita a Santiago de Cuba, cuando un grupo de antillanos la llevaron adonde el Santo Padre ofició una misa.

Taguabo y Maicabó, dioses indios de Antilla.

Taguabo y Maicabó
Mucho antes de la construcción de la ermita a la Virgen en Antilla, tan antes que fue en el decenio de 1920, el pueblo, levantado en una las zonas de Cuba donde menos llueve, padeció una de sus más crudas sequías por lo que los poblanos se vieron obligados a usar el ferrocarril para buscar el agua al río Bio. Fue ese suceso el que motivó un culto sincrético en torno a la Virgen y a dos ídolos aborígenes encontrados un 8 de septiembre de diferentes años.

El hallazgo de los ídolos, que por cierto, son de los pocos originalmente construidos en madera que han llegado hasta nuestros días, se le debe al Grupo de Exploradores (arqueólogos aficionados), dirigidos por Alejandro Reyes (Nando). 

La madre de este hombre, conocida por Maruca (María Atencio), era espiritista. La noche del siete para el ocho de septiembre de 1928, vísperas del Día de la Caridad, ella soñó que en la cueva de El Júcaro, ubicada cerca del sitio arqueológico de igual nombre, en la península El Ramón, estaba el ídolo indio que le llevaría el agua a Antilla. 

Su hijo fue al lugar y, efectivamente, encontró a Taguabo bañado por los rayos del so. Lo tomó Nando Reyes y cuando llegó a Antilla con el dios indio tallado en madera, milagrosamente comenzaron las lluvias.

El hecho anteriormente narrado impactó a gran parte de la población de Antilla que se acostumbró a sacar a Taguabo en procesión que presidían Nando Reyes y su madre espiritista, y rezaban fervorosamente muchos Padre Nuestros y otras oraciones y rogativas y siempre llovía.

Exactamente un año después de encontrar al “Dios de la lluvia”, Maruca soñó y su hijo encontró a Maicabó, al que nombraron “Dios de la sequía”. 

Maruca, la madre espiritista de Nando Reyes
Nando Reyes y su Grupo de Exploradores

Nando Reyes guardaba los ídolos aborígenes en su carpintería, situada al fondo de su vivienda y hasta allí iban muchas personas para verlos, incluyendo entre ellos a arqueólogos de renombre, pero Nando lo permitía después que consultaba a los espíritus que eran quienes daban el sí o el no. Asimismo Nando, con la ayuda del patriota independentista y aficionado a la arqueología Fernando García Grave de Peralta, creó y divulgó una leyenda usando referencias etnohistóricas en la que aparece como uno de los personajes la india Bitirí, hija del cacique de Birán. Tal leyenda explica la formación del puente natural sobre el río Bitirí, único de su tipo en Cuba y por ello Monumento Natural de la Isla.

Después de 1959 Nando Reyes escondió los ídolos debajo del piso de su carpintería pero, finalmente, los donó para que fueran exhibidos en el museo de la localidad y, efectivamente, allí están, expuestos en el Museo creado en la que fue casa natal de René Ramos Latour





1 de mayo de 2014

Barajagua, ¿el primer lugar donde se veneró a la Virgen de la Caridad?

Entrevista con Moseñor Emilio Aranguren, Obispo de la Diócesis Holguín-Las Tunas, en Barajagua, el 8 de septiembre de 2012

Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán



La tradición popular reconoce a la actual Barajagua, (antiguamente Barajagua La Vieja) como el lugar donde por primera vez se le construyó una casa templo a la Virgen y la historia reconoce que el antiguo caserío subsistió como nudo en el camino que conectaba a Holguín, Mayarí, Santiago de Cuba y la bahía de Nipe.

Aún hoy el vecindario de Barajagua está atravesado por antiguos caminos que conducen desde la Bahía al Cobre y santiago de Cuba. Entre ellos destaca el llamado Camino de los Indios, que entronca con sitios referidos con términos indígenas como Saíto, Sojo y La Canoa.

Vecinos del lugar, entre ellos algunos de edad muy avanzada, refieren que el asentamiento primitivo se encontraba junto al camino carretero de Saíto, a unos dos kilómetros al sur de la actual carretera Holguín-Mayarí, muy cerca del saltadero del río Barajagua. Es por ese camino por donde la tradición oral dice que trajeron a la Virgen.
 
Saltadero del río Barajagua, donde se cree que estuvo el primer lugar de veneración de la Virgen de la Caridad

Por estas dichas y otra decena de tradiciones, conforman un imaginario de enorme riqueza en torno al hecho. Basta con visitar aquellos lugares y conversar con sus pobladores para comprobar su especial relación con el legado patrimonial de la Virgen.

La población actual de Barajagua posee una cultura rural con fuertes creencias espiritistas, los ancianos de allí son poco instruidos y los jóvenes han hecho ciertos estudios, sin embargo todos conservan de sus ancestros la tradición que, al parecer, nació de viejas lecturas de las obras de los ermitaños que escribieron las primeras historias sobre la virgen o de la declaración de Juan Moreno.

Llama la atención que los vecinos de Barajagua no tuvieron iglesia católica hasta finales de la década de 1950 y que, por siglos, solamente recibían esporádicamente la visita de un sacerdote que iba hasta allí a bautizar a los recién nacidos. Ello y otros factores debieron afectar la memoria, sobre todo, el asentamiento de una Iglesia Bautista desde los primeros años del siglo XX y que a partir del triunfo de la revolución dejaron de hacerse las procesiones y las fiestas populares de cada 8 de septiembre. Incluso, la iglesia católica fundada en 1950 solo funcionó unos diez años porque en 1963 al paso del ciclón Flora una familia la ocupó y en ella vivió hasta hace muy poco cuando el mal estado constructivo de la misma la hacía inhabitable. Sin embargo nada ha dañado el recuerdo profundo de los vecinos que desde tiempos lejanos están oyendo de sus antecesores que fue adonde llevaron la imagen de la Virgen apenas la hallaron flotando sobre las aguas de Nipe.
 
Loma del Cementerio, Barajagua

Para Hirám Pérez Concepción, historiador, quien pasó su niñez en Barajagua, la pervivencia de la tradición hasta nuestros días ha sido posible por el importante papel del componente familiar que se encargó de transmitir de generación en generación que ese había sido el lugar a donde fue llevada la Virgen.

En mi generación considero además la influencia de algunos maestros de escuela como Eduardo Suárez que con sus alumnos desarrollaba excursiones a distintos espacios históricos y naturales vinculados al lugar, entre ellos el sitio arqueológico Loma del Cementerio, para entonces conocido como la Esperanza o Loma Saavedra. En ese lugar el maestro de escuela le daba a conocer a sus alumnos la importancia del mismo y su vínculo con la advocación de la Caridad. (Entrevista hecha en 7 de octubre de 2011).

 El viejo cementerio de Barajagua


Monseñor Héctor Luis Peña, sacerdote por más de 60 años en el terriritorio y primer Obispo de la Diócesis, en el momento de la entrevista con 83 años de edad, dijo que la tradición de la Virgen en Barajagua La Vieja es muy antigua. Por donde está la capilla se supo que fue donde estuvo la Virgen, siempre he oído decir que ahí en Barajagua fue donde se veneró por primera vez. (Holguín, 2010).

La percepción anterior es mantenida por María Julia Guerra, periodista e historiadora nacida en Barajagua quien publicó un artículo que tituló, con pleno sentido de pertenencia, La Virgen de Barajagua, (Guerra, 2009).

El joven Damián Gómez Guerra, habitante en Barajagua dijo que siempre oyó a sus mayores cuando aseguraban la imagen la trajeron los que la encontraron y que la pusieron en el Saltadero debajo de una mata de salvia, (Barajagua, 2 de octubre de 2008). A esta información agregó el también joven Enrique Serrano que la virgen la llevaron a Barajagua los indios y el negrito que la encontraron navegando por la corriente de los ríos.

Ernesto Ávila Rojas, nacido en 1915, asegura que sus padres decían que fue a Barajagua adonde llevaron la imagen recién encontrada en Nipe, (Barajagua, 8 de diciembre de 2010). Y otros vecinos, entre ellos Marlene Pavón Rodríguez, escucharon de sus padres que fueron indios que vivían en Barajagua los que habían encontrado a la Virgen en Nipe.

Caridad Portelles, de 87 años, está segura de que toda la vida se ha dicho por esos contornos que la Virgen la llevaron por los ríos que entonces eran navegables desde Morales hasta el santo de Barajagua, que era, este último lugar, donde estaba el antiguo pueblo. A la virgen le hicieron aquí una iglesia muy chiquitica.

La versión que dice que la Virgen fue llevada usando las aguas de los ríos, entonces navegables, queda descartada al leer las historias escritas por los primeros capellanes de la Virgen en el Cobre. Uno de ellos, Onofre de Fonseca, describió cómo se hizo el traslado de la imagen: (…) hicieron el tránsito con mucho acierto, sin que les sucediera cosa alguna que les perjudicara, aun siendo los caminos muy ásperos y algunos pasos de ríos malos en el intermedio.

Ruth Melania Zayas Ávila conoció de sus abuelos, de su padre y de su madre, que el actual pueblo de Barajagua era el Hato de Barajagua y que en Nipe, buscando sal, encontraron la imagen de la Virgen y que la trajeron aquí, la pusieron en una mesa y vino un padre cura y la pusieron en un lugar hasta que pudieron llevarla hasta El Cobre.

Adelmis Roche Rodríguez explica que cuando se la encontraron los indios la trajeron para aquí porque es donde hubo un cacicazgo que no se llamaba Barajagua por la abundancia de matas de Jagua sino por el nombre de la esposa del cacique que era Baraxagua.

En cuanto al nombre del lugar, los vecinos relatan distintas versiones para explicar su origen. Uno muy ingenuo dice que el nombre surgió en tiempos de los mambises, porque los soldados de la independencia de Cuba construían bayonetas con varas de Jagua y como en ese lugar hay tanto árbol de Jagua sus jefes les ordenaban “ve por varas de Jagua” y al final se le quedó ese nombre al poblado. (Roberto Hernández Ávila, alias Chichingó, entrevista hecha en el cercano lugar nombrado Caballerías, 9 de agosto de 2011).

 La iglesia católica de Barajagua estuvo en ruinas muchos años, hasta que en el 2012, envisperas del 400 aniversario del hallazgo de la imagen, fue restaurada.

Uno de los misterios que rodean la estancia de la Virgen en el primer lugar de veneración es el de sus apariciones y desapariciones. Juan Moreno lo narró así, que puesta en su altar esta Divina Señora dicho indio Rodrigo de Hoyos cuidaba de encender la lámpara y yendo de noche a reformar dicha lámpara, no hallaba a esta divina señora en su altar, y dando voces dicho Rodrigo de Hoyos al Mayoral y demás personas que venían hasta veintiuna las personas que estaba  en dicho hato de Barajagua, les decía que la Virgen Santísima no estaba en su altar. Y haciendo todas las diligencias no la hallaban en su casa, y al otro día por la mañana, volviendo a la casa, la hallaron en su altar, los vestidos mojados. Y esto se vio por dos veces…

Sobre este punto, Excelsa Álvarez, de 67 años de edad, conoció de su abuela que la imagen la habían llevado a lo alto de la loma, (se refiere al sitio arqueológico Loma del Cementerio) y que la Virgen había regresado a Nipe. (Barajagua, 2 de octubre de 2008).

Referido a lo mismo habló Germán Castillo Rodríguez, de 98 años: En Nipe la encontraron y la trajeron aquí, le hicieron un templo y ella se fue y la volvieron a encontrar donde mismo había aparecido la primera vez. En el vestido le encontraron guisazos porque había estado entre la maleza. (Barajagua, 8 de diciembre de 2010).

En la memoria de los vecinos de Barajagua está firme la creencia en milagros que la Virgen concedió mientras estuvo allí. Isaac Ávila relató que la trajeron aquí desde Nipe y que había grande sequía y que anduvieron con la en procesión con agualoja (bebida tradicional) y comenzó a llover.

Ruth Melania Zayas Ávila, de 65 años de su edad, dijo que ella vio muchas procesiones y que supo de otras que antes de ella nacer se hacían, pero que la que no se le olvida es la de 1944, que fue un año en la que se padeció una sequía grande, entonces sacaron una imagen de la Virgen por el camino viejo y que la procesión llegó hasta el cementerio. La gente iba con velas encendidas rezándole a la Virgen Madre de la Naturaleza y al regresar ya estaba lloviendo. Barajagua era muy creyente y por eso las procesiones se llenaban de gente. A veces la procesión llegaba hasta Mejías.

Otra procesión que la testimoniante recuerda es la que en 1958 hicieron los haitianos que vivían en las colonias de caña cercanas. Ellos vinieron bailando con velas y tumbadoras desde Alto Cedro por el camino de Saíto; querían que la Virgen les concediera la lluvia y lo consiguieron, tanto que regresaron a sus casas mojándose en el aguacero. Sobre esta procesión llama la atención que los cortadores de caña haitianos portaran la imagen de la Virgen, pero al parecer ellos hacían tales procesiones comúnmente. La periodista e historiadora María Julia Guerra dijo que las procesiones de los haitianos era un espectáculo para los pobladores que miraban a lo lejos porque la gente de Barajagua no se mezclaba en su culto sincrético.

Todas las procesiones, sin importar del barrio que salieran, llegaban hasta el cementerio de Barajagua, ubicado a los pies de donde estuvo la aldea aborigen. Amaury Pavón recuerda haber visto una que venía desde Mejías. Las mujeres llevaban velos o mantas sobre sus cabezas y flores y velas en las manos, mientras que los hombres cargaban en unas pequeñas andas la imagen de la Virgen de la Caridad. Todo el mundo muy serio, rezando y cantando plegarias. Las procesiones siempre se hacían en tiempo de gran sequía y todas, obviamente, rogaban por la lluvia.

Además de provocar la lluvia, otro de los milagros que la Virgen de la Caridad concedía a los vecinos de Barajagua era el de la maternidad. Caridad Castañeda, de 78 años y vecina del vecino pueblo de Birán, contó que la Virgen le hizo un milagro a su madre cuando estaba embarazada de ella. A los siete meses a mi madre se le salió la mitad de la criatura que yo era, entonces mi madre acudió a la Virgen y pudo lograr el embarazo, por eso desde antes que naciera yo vi la Virgen y sé que es milagrosa.

Otra vecina de Barajagua cumplió una promesa que consistió en vestirse de por vida con el hábito de la Virgen, esto es, de blanco con un cordón amarillo en la cintura, pagando así el milagro que la Virgen le había hecho, de salvarle un familiar. (María Julia Guerra, Holguín, 4 de octubre de 2011).

Victoria Ávila Peña, natural de Barajagua y fallecida en 2008 a la edad de 94 años recordaba unas cuartetas que recitaban en el poblado y que parece que se trata de una interpretación de los versos que aparecen en el folleto Virgen de la Caridad del Cobre del Pbro Guillermo González de Arocha, 1932.

En la bahía de Nipe
por esos mares salobres
se encontraron a la Virgen
y la llevaron al Cobre.

Virgen de la Caridad,
la que en Nipe apareció,
la que un indio veneró
todo el tiempo de su vida.

Blanca rosa desprendida
de la divina deidad,
líbranos de todo mal
Virgen de la Caridad.

Una gigante imagen de la Virgen de la Caridad se colocó delante de la nueva iglesia católcia de Barajagua.

La antigua y muy fuerte presencia de la Virgen de la Caridad en la memoria de los vecinos de Barajagua hizo que desde tiempos inmemoriales en el lugar se celebren fiestas cada 8 de septiembre. 

Ese día se cumplen las promesas y se celebran misa y bautizos y en las casas, donde hay cuadros, estampas y almanaques con la imagen, se le ponen flores y se le encienden velas. Así mismo en esa fecha el poblado era visitado primero y desde muy antiguo, por el sacerdote de Mayarí, y, luego, por el de Cueto para oficiar la misa y los bautizos. Y cuando no había iglesia, se hacía en la casa de un vecino, entre ellas la de Manuel Castañer y Bruna o en un salón de baile que entonces existía en La Cumbre que era propiedad de Walter Fernández. Después de la misa y los bautizos comenzaban las celebraciones. En cada casa de los bautizados se hacía un almuerzo con comidas típicas en la que el lechón asado en púa o el fricasé de guanajo eran los platos principales. Claramente que los compadres participaban en esas fiestas. (Roche, 12 de octubre de 2011). Y los padrinos que tenían finca y dinero les compraban ropas a los ahijados, (Ruth Melania Zayas). 

Para ver un album de fotos de la fiesta en Barajagua  por la Virgen de la Caridad del 8 de septiembre de 2012 día en que el lugar fue declarado Monumento Nacional, haga clic aquí.

Por la tarde se realizaba una verbena que ellos llamaban la matinée, y por las noches un gran baile con orquestas populares de Holguín, Mayarí o Antilla. Pero entre tantas ocupaciones, ese día 8 de septiembre los habitantes de Barajagua iban por unos minutos al saltadero del río, donde, siguen afirmándolo, se veneró la Virgen por primera vez. Belkis Cordero González, de 80 años de su edad, dice que su abuelo Martín Cordero Pavón amaba tanto a la Virgen que decía que el santuario de El Cobre tenía que haberse construido junto al saltadero del río porque era allí adonde los indios que la encontraron la llevaron. (Holguín, 9 de noviembre de 2011)

Otra costumbre de los vecinos de Barajagua para recordar a la Virgen era ir a la Bahía de Nipe cada 8 de septiembre. De Barajagua a Cayo de la Virgen se iba por el camino de Barajagua hasta el costado de Cueto (por el cementerio de allí), en un lugar que se llama Jagüeyes y de allí hasta Santa Isabel de Nipe y de ese poblado se sigue a Playa Morales. El trayecto se hacía a caballo o en carretas. (Isaac Ávila, 2011)

Conversando con el Obispo de la Diócesis Holguín-Las Tunas después que concluyera la misa en Barajagua el 8 de septiembre de 2012, aniversario 400 del hallazgo de la imagen en las aguas de Nipe


Conversando con los vecinos de Barajagua el día en que celebraban el aniversario 400 del hallazgo de la imagen de la Virgen. Barajagua fue declarada Monumento Nacional ese día, como parte de la Ruta de la Virgen. (Ese mismo día los vecinos recordaban al notabilísimo caricaturista Tomy, a quien le levantaron un busto cerca de la Virgen)

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